11 ene 2012

El Llanto de un Niño

¿Porqué llora un niño?

Sin duda, habréis leído y escuchado miles de teorías acerca de los "taytantos" motivos por los que puede llorar un niño. Con este post no pretendo desmerecer a todos estos eruditos de infinita sabiduría (y, me temo, pocos o ningún hijo...), sino dar a conocer los resultados de un concienzudo estudio realizado desde el punto de vista más cercano a los objetos de investigación; el de la madre. Si, de paso, ilumino a alguna madre primeriza o secundiza, pues mira, más tranquila me acuesto...

Para determinar las posibles causas de las dolorosas y taladrantes lágrimas infantiles, seleccioné una muestra representativa que ya hubieran querido en CSI: una niña de 4 años y un niño de 20 meses, y para añadir más leña al fuego, hermanos. Tras realizar una ardua labor de investigación, he llegado a las siguientes conclusiones:

1. Los niños lloran porque es su obligación. Cuando nacemos, todos tenemos un mínimo de llanto al día que debemos alcanzar, cueste lo que cueste. Ni chinchetas en el pie, ni hambre, ni mocos, ni fiebre, ni caídas... nada de esto influye, ellos pueden con todo eso y más... La realidad es otra: ésta es la línea base del estudio: "no existirá un día en el que no escuches el llanto de un niño". Si aceptas esto, lo llevarás mejor, créeme...

2. La niña (el superius) siempre llorará un 35,68% más que el niño (el minus). Esto se debe a los bien llamados "celos". Si ofreces al pequeño un pedazo de pan ella hará un puchero, se cruzará de brazos y se irá lloriqueando hacia el rincón más lejano de la habitación, suspirando, hasta que le preguntes qué le pasa. "¡¡¡Es que yo quería ese trozo de pan!!!" Ojo al matiz: ella siempre quiere lo que le des al otro, aunque sea un supositorio!!

3. Rabietas desarrolladas al máximo. A los 4 años (antes algunos prodigios) se está en plena capacidad, sobre todo pulmonar, para tocar las narices en sitios públicos, con tendencia a acrecentarse alarmantemente si en el sitio en cuestión venden juguetes. Este punto es extremadamente peligroso, porque mientras la mayor llora como si le estuvieran arrancando las tripas, el menor la mira con la boca abierta, tomando nota mentalmente de cómo se hace, para replicarlo después... y como ve que la niña no consigue el juguete, el niño aprenderá de los errores de la primera y desarrollará nuevas habilidades para intentar conseguir la meta final: un puñetero pompero!!! No duden, no es por lo que cueste el jodido bote de jabón: mano dura, cabeza alta y "dientes, dientes, que eso es lo que les jode..."



4. Cuidado con tu integridad mental. Resiste, aguanta, soporta, respira, y sobre todo, imagina que la Supernanny y sus 30 cámaras de tv te están grabando cuando sientas la irrefrenable tentación de coger a la dulce criatura y pegarle 4 gritos de esos que hacen temblar los cimientos del volcán Etna... Recurre a tu reserva de paz interior, piensa en tu hobby o actor favorito y libera la tensión... no pasa nada... Supernanny te observa... sé buena... recuerda que quieres muchísimo a tus hijos... chill out...


Bien, una vez expuestos los resultados de mi investigación, continuaré avanzando en estos inhóspitos menesteres de criar, donde cada día descubres lo sumamente hábiles que son estas criaturas a la hora de tocar las narices, encima, de forma involuntaria. Es que son así, simplemente, no lo pueden evitar...

Estaré encantada de acudir a Estocolmo a recoger mi Nobel a la Paz por mi aportación a la tranquilidad y bienestar de una familia cualquiera... sólo recuerden que tiene que ser entre las 18h y las 20h (entre la merienda y la cena), porque sino se rompe la rutina diaria y se me jode la ya delicada movida de acostarlos... eso lo cuento otro día...

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